EFE | SANTIAGO DE CHILE
Gutiérrez es un conocido abogado de derechos humanos, mientras Caroma es el secretario general del partido y Teillier su presidente, cuya llegada al Parlamento fue saludada por la presidenta Michelle Bachelet como "una derrota de la exclusión".
El regreso de los comunistas al Congreso chileno después de 36 años, algunas sorpresas y duelos milimétricos que aún no se definen son los puntos relevantes de las elecciones parlamentarias chilenas celebradas este domingo.
Más de ocho millones de chilenos fueron convocados a las urnas para renovar, además de elegir un nuevo presidente, los 120 escaños de la Cámara de Diputados y 18 de los 39 asientos del Senado.
El segundo cómputo oficial de la elección de diputados, que incluyó el 97,01% de las mesas, confirmó esta noche la elección de los comunistas Hugo Gutiérrez como diputado en la norteña ciudad de Iquique; Lautaro Carmona en Copiapó, también en norte, y Guillermo Teillier en un distrito de Santiago.
Gutiérrez es un conocido abogado de derechos humanos, mientras Caroma es el secretario general del partido y Teillier su presidente, cuya llegada al Parlamento fue saludada por la presidenta Michelle Bachelet como "una derrota de la exclusión".
La derrota del actual presidente de la Cámara, Rodrigo Álvarez, de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), a manos de su compañera de lista, Marcela Sabat, del partido Renovación Nacional, en un distrito de Santiago, fue la otra nota destacada en la elección de diputados.
El Partido Comunista carecía de representación parlamentaria, lo que muchos atribuyen al sistema binominal (un sistema de elecciones populares destinado a la formación de un sistema bipartidista en torno a dos grandes partidos políticos o coaliciones). Ejemplo de esto último son los resultados en los comicios parlamentarios de 2005, donde el Partido Comunista obtuvo un 5,14% en la elección de diputados y un 2.19% en la de senadores.
Los comunistas han logrado subsistir en el mundo social a través de la presencia de sus dirigentes en algunas organizaciones sindicales y estudiantiles, además de su tradicional peso en la política interna de varias universidades estatales.
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