Nacido y criado en Concepción, Aste formó durante su etapa escolar la banda rock Los Presidiarios. En 1985, se mudó a Santiago para sistematizar su interés por la música a través de estudios formales en la Universidad de Chile. En paralelo fue acercándose a grupos de teatro, hasta afianzar una relación de trabajo con el director Horacio Videla, entonces a cargo de la compañía Teatro Provisorio. Para ella musicalizó la obra Y Warhol (1988), a la que invitó a participar a la primera formación de Los Tres, cuando ésta recién se instalaba en Santiago.
Al año siguiente, Aste fue elegido para dirigir la música del montaje de Andrés Pérez para La negra Ester, y decidió convocar a Álvaro Henríquez para que le ayudara. Junto a Jorge Lobos, fueron así parte de la formación clásica de La Regia Orquesta, la banda encargada de musicalizar en vivo con boleros, tangos y jazz criollo ("jazz huachaca") una obra que resultó siendo un hito del arte chileno, y que los llevó a itinerar por Europa y Canadá.
Precisamente en La negra Ester fue que afianzó lazos de amistad tanto con Henríquez como con Javiera Parra, con quienes luego se asociaría en importantes proyectos. Aste participó de numerosos conciertos de Los Tres (y también de su primer disco, Los Tres), y llegó durante un período a convertirse en una suerte de integrante no oficial del grupo. En 1995 acompañó al cuarteto a Miami y registró con ellos su exitosa participación en el espacio "Unplugged", de MTV.
Con Javiera y Los Imposibles, en tanto, se asoció como instrumentista y compositor desde la fundación del grupo y hasta poco después de que se publicó el disco La suerte (1998).
Para entonces, Aste ya era un músico de apretada agenda, con un sinfín de encargos y proyectos tan diversos como la producción del primer disco de La Rue Morge (1997), la musicalización de varios microfilmes para TVN (entre ellos, La chica del Crilón y El niño que enloqueció de amor) y el trabajo de investigación etnomusical junto a La Chimuchina, un conjunto fundado en 1993 con el novedoso objetivo de componer música contemporánea con instrumentos americanos prehispánicos.
Para entonces, Aste ya era un músico de apretada agenda, con un sinfín de encargos y proyectos tan diversos como la producción del primer disco de La Rue Morge (1997), la musicalización de varios microfilmes para TVN (entre ellos, La chica del Crilón y El niño que enloqueció de amor) y el trabajo de investigación etnomusical junto a La Chimuchina, un conjunto fundado en 1993 con el novedoso objetivo de componer música contemporánea con instrumentos americanos prehispánicos.
Poco a poco Aste comenzó a familiarizarse con las posibilidades de los sintetizadores y secuenciadores, y logró dar curso a sus descubrimientos en el grupo Los Mismos, al cual se unió hacia fines de 1999. Cuando el trío (también con Gabriel Vigliensoni y Silvio Paredes) comenzó a apoyar algunas presentaciones del cantautor Carlos Cabezas, surgió de un modo natural la idea de reeditar a los Electrodomésticos, el grupo que estos dos últimos músicos habían tenido durante los años 80. Así, los nuevos Electrodomésticos debutaron como quinteto hacia fines del 2002, y dos años más tarde ya tenían en tiendas un alabado nuevo disco, La nueva canción chilena (en el cual Aste figura en teclados y coros).
El penquista era para entonces integrante simultáneo de tres bandas, y como si eso no fuera suficiente había fundado junto a Jose Martínez y la actriz Claudia Celedón el trío de teatro, música y humor Hermanos Martínez Internacional (el cual ha tenido aplaudidas presentaciones para obras de sátira social, como Grito y plata). Sólo su talento y capacidad de trabajo explican que también fuese suya la música de, entre otras, las películas El Leyton (2002) y B-Happy (2003); así como la producción musical de Nometomesencuenta (2004), un experimento dirigido por José Pérez de Arce en el uso del guitarrón chileno (incluso sobre títulos pop). Entre tanto encargo, el penquista tuvo también un rato de exposición internacional cuando apareció brevemente tocando acordeón en un pasaje del exitoso filme Diarios de motocicleta (2004), para cuya banda sonora aportó, además, la tradicional "Chipi chipi" (con voz de María Esther Zamora).
Extracto texto Marisol García.
Extracto texto Marisol García.
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